Mauricio Oyarzo Aguilar
Académico EAN
Universidad de Concepción
Sin duda el escenario económico nacional e internacional es complejo, pues el nivel de incertidumbre provocado por este nuevo virus deja un estrecho margen de acción. En este sentido, el pasado jueves 19 el Ministro de Hacienda realizó una serie de anuncios destinados a lidiar, en parte, una inminente crisis económica derivada de la propagación del covid19 en nuestro país. Una situación sin precedentes y que ha sido catalogada como catastrófica hace necesario que se tomen acciones inmediatas para tratar de disminuir el impacto negativo que esta pandemia puede desatar, especialmente en los sectores más vulnerables de la población y las pequeñas empresas. El plan anunciado contempla un importante esfuerzo presupuestario de casi US $12 mil millones y corresponde a uno de los planes más contundentes puesto en práctica por una administración gubernamental en nuestra historia. No obstante, los acontecimientos sucedidos durante el estallido social y la enorme sequía que se hizo sentir en gran parte de nuestro país, especialmente durante los meses de verano, profundizan aún más esta suerte de tormenta perfecta por la que atraviesa Chile y que da cuenta de los tiempos difíciles que vamos a tener que enfrentar en los meses siguientes.
En materia tributaria, los anuncios son más que bienvenidos, considerando que uno de los objetivos principales es preservar el empleo, ingresos y/o salarios y la viabilidad de las pymes, especialmente de los rubros en los cuales el teletrabajo no puede ser implementado directamente o bien de los trabajadores que eventualmente se contagien o que pertenecen a la población de riesgo. Entre las medidas destaca el bono por carga familiar destinado a los casi dos millones de personas que no poseen un trabajo formal, más el fondo solidario que deben administrar las municipalidades. Á esto se une la utilización del seguro de cesantía para evitar despidos, la postergación de una serie de trámites y pagos que deben desarrollar las empresas para seguir operando como postergación deudas tributarias, suspensión por tres meses de los PPM e IVA, devolución anticipada de los excedentes de impuesto a la renta, rebaja temporal del impuesto por timbres y estampillas, acelerar pago a proveedores, eliminación transitoria del impuesto que afecta a los préstamos de dinero, entre otras medidas.
En este sentido, las medidas van en la dirección correcta y podrán otorgar algo de alivio -aunque transitorio- a los contribuyentes afectados. Sin embargo, de acuerdo a las predicciones de diversas entidades médicas, lo peor del virus en nuestro país aún está por llegar, especialmente en los meses de invierno. Por tal motivo es de suma importancia considerar la posibilidad de extensión en tiempo de las medidas anunciadas, constituyendo un mayor esfuerzo para el fisco en materia impositiva y en términos de carga tributaria, lo que obviamente debe ir acompañado de responsabilidad y cautela en términos de finanzas públicas y de los equilibrios macroeconómicos. Sin duda, a pesar del difícil escenario, la disciplina en el manejo de las cuentas públicas en el pasado nos da algo de margen para enfrentar y poder superar esta crisis sanitaria entre todos.
Columna publicada por Duario La Discusión