DD.HH. en tiempos de pandemia: una oportunidad para cuando esto acabe

Grupo Interdisciplinario de Investigación en Derechos Humanos y Democracia
Universidad de Concepción
 
Podemos contribuir a cambiar el modelo. El cuándo, es ahora. Es octubre de 2020. La oportunidad es el proceso constituyente que podría abrir una puerta a la redacción de una Nueva Constitución bajo un pacto social diverso y que aborde los desafíos que se anuncian desde este espacio de reflexión. Una oportunidad para cuando esto acabe.
 
Compartir con la familia extendida, transitar libremente por las calles, salir a pasear la mascota, reunirse con amistades o elegir libremente los productos esenciales en un supermercado eran rutinas cotidianas. Sin embargo, para muchas personas se han transformado en situaciones excepcionales para las que incluso en algunas zonas es necesario pedir un permiso especial a la autoridad. De lo que hablamos no es otra cosa que de limitaciones a ciertos derechos que encuentran justificación en el ordenamiento nacional e internacional con el fin último de resguardar la salud pública.
 
Sin embargo, existen otros derechos que pueden no estar restringidos jurídicamente, pero sí sometidos a una serie de limitaciones en su ejercicio en la forma de carencias, discriminaciones y exclusiones. El principio de igualdad y no discriminación requiere hacernos cargo de las desventajas históricas de ciertos grupos sociales y de la segregación que limita el goce y ejercicio de múltiples derechos tanto ahora en tiempos de pandemia como en el futuro.
 
Evidencia clara de la distancia que existe en Chile para algunas personas entre ser titular de un derecho y la posibilidad real de ejercerlo, pese a las obligaciones del Estado de respetar y garantizar sin distinciones toda clase de derechos.  
 
Ante la emergencia y posterior situación sanitaria que vive el país, el sistema institucional ha ido dejando en evidencia algunas brechas e inequidades estructurales que obstaculizan el ejercicio de los derechos de algunas y algunos.
 
Inequidades en la implementación de un modelo educativo escolar a distancia, agudizando así la brecha social y tecnológica que por años ha existido entre la educación pública y la educación privada. Un modelo educativo a distancia que pareciera no reconocer desde un principio la diversidad de contextos, hogares y familias en las que se desenvuelven los niños, niñas y adolescentes en edad escolar. Bajo el argumento de potenciar aprendizajes y cumplir con el currículum nacional, se desperdicia la oportunidad de contenerles emocionalmente y acompañarles cognitivamente en las inquietudes e interrogantes sobre este acontecimiento del que hoy son parte.
 
Inequidades en salud y acceso a prestaciones sanitarias, cuando vemos la respuesta gubernamental en lógica neoliberal expresada, por ejemplo, en polémicas decisiones relacionadas con la elección de determinadas dependencias privadas para ampliar la capacidad de respuesta, bajo la figura de contratos de arriendo a privados, o en el  establecimiento de un monto máximo al co-pago para el acceso a los test de diagnóstico distinguiendo entre las personas según previsión Salud (Fonasa A,B,C y D e Isapres). Por otro lado, las inequidades relacionadas con la mayor vulnerabilidad a que están expuestas personas adultas mayores, en situación de pobreza, con enfermedades crónicas, gestantes o de alto riesgo, o que están bajo el cuidado de otras personas, se multiplican en un sistema deficiente en dar los cuidados requeridos en la situación de pandemia.
 
Inequidades laborales, manifestadas en la incertidumbre que hoy abruma a determinados sectores de trabajadores de los ámbitos productivos y de servicios quienesconstatan, una vez más, la fragilidad de un régimen laboral que no los respalda y que amenaza la posibilidad de tener un sustento diario.
 
Inequidades territoriales, por cuanto ha quedado claro que no da lo mismo para un ciudadano o ciudadana vivir en una comuna que en otras, siendo muchas de las estrategias pensadas y ejecutadas con una mirada centralista, que la mayoría de las veces pone en evidencia un desconocimiento de la realidad de Chile más allá de su capital.
 
Inequidades en vivienda, visibilizadas en los testimonios de quienes están viviendo esta pandemia en un asentamiento, en un campamento o en la calle. No aplica acá sin duda la posibilidad de cumplir con las indicaciones básicas como “el lavado frecuente de manos” cuando no hay acceso al agua potable, ni las bondades del “quedarse en casa” o la necesidad de “distanciamiento social” o “aislamiento” en caso de contraer el virus.
 
Frente a esta crisis de derechos ¿qué podemos hacer? La realidad que estamos viendo en las últimas semanas ha probado una vez más que los derechos humanos sí son importantes, que están en crisis, y que entonces hay que exigir para que Chile avance en la consecución de un fin: velar por la protección social.La realidad nos ha demostrado porfiadamente que abogar por la defensa de los derechos humanos no es abogar por un ideal, es preocuparse porque cada persona de nuestra tierra posea de parte del Estado y de los gobiernos, la protección y garantía de vivir en y con dignidad. 
 
Pero esta constatación debe ir acompañada de una reflexión. No se trata sólo de llamar al Estado y el actual gobierno a adoptar todas las medidas necesarias para poner en primer lugar la protección de salud y la vida de la población, su seguridad, las condiciones de vida digna para todas las personas trabajadoras, el apoyo especial a los grupos sometidos a mayor vulnerabilidad. Se trata, también, de lo que podemos hacer cada una y cada uno en lo individual y colectivo.
 
Podemos contribuir a cambiar el modelo. El cuándo, es ahora. Es octubre de 2020. La oportunidad es el proceso constituyente que podría abrir una puerta a la redacción de un Nueva Constitución bajo un pacto social diverso y que aborde los desafíos que se anuncian desde este espacio de reflexión. Una oportunidad para cuando esto acabe.
 
El Grupo Interdisciplinario de Investigación en Derechos Humanos y Democracia de la Universidad de Concepción (Gidhd UdeC) está integrado por las académicas Amaya Alvez, Cecilia Bustos, Ximena Gauché, Elizabeth Parra, Cecilia Pérez y Jeanne Simon, y los académicos Jaime Contreras, Carlos Muñoz y Bastián Torres.
 
Columna publicada por Noticias UdeC
Fotografía: Wikimedia Commons

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